Historia de las Calles del Cusco: Calle de la Coca (Calle Garcilaso)
Esta calle esta relacionada con la tradición "Dos juramentos fatales" que narra la historia del amor prohibido de una religiosa muy bella y un lego en el templo de San Francisco que los condenó al infierno tras haber hecho un juramento de amor eterno, muriendo el en el lecho de cama de su amante y viniendo luego al templo de San Francisco a reclamar a su amada convertido en un condenado llevándosela al infierno viva, motivo por el cual fueron colocadas dos cruces de piedra en esta calle y la Calle del Marques, las mismas que permanecieron hasta la época de la república y que hoy se encuentran en la puerta del templo de San Francisco.
Esta calle recibió primero el nombre de Calles de Los Castillo dado que vivían dos españoles que tenían ese apellido, pasando a llamarse la Calle de los Condenados por el suceso narrado líneas arriba, desde 1744 pasó a llamarse Calle Esquivel por un español que vivió en esta calle.
Pero quizás la anécdota más famosa es la que la relaciona con el nombre de Calle de la Coca, en el año de 1746 una ramera llamada Margarita Ginés apodada "La flor de Coca" quién un año antes contrajo nupcias y compró la casa Esquivel, se dice que volvió a las andanzas y volvió a enviudar, las malhabladas lenguas no tardaron en llamar a la Calle como Calle de la Coca en honor a la susodicha.
En la primera casa de esta Calle del lado izquierdo caminando desde la plaza Regocijo nació el escritor mestizo más reconocido de la época colonial del Cusco el Inca Garcilaso de la Vega, motivo por el cual la calle hoy lleva su nombre.
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